Siempre he dicho que no temo a la soledad. Miento.
Si hay algunas soledades a las que temo, y si digo “soledades”
es porque no todas son iguales.
Puedes estar en medio de un tumulto de personas y sentirte
absolutamente solo; en cambio puedes estar en la “nada humana” y no sentirte
así. Puedes estar con personas “afines” a ti y sentirte lejano; puedes estar
muy lejos de alguien y sentirlo al lado tuyo.
Por lo general la soledad no me asusta, excepto en
algunas muy específicas situaciones que por
cierto describiré a continuación:
Miedo a sentirte solo cuando no deberías:
explico; estás con un círculo de personas allegadas a ti. Te quieren, las
quieres, y en su afán de de hacerte sentir lo mucho que les interesas te “llenan”.
Te llenan de besos, de apapachos, de palabras, te llenan de compañía y al no
sentirte merecedor de tanto pierdes la conexión con todo lo que está pasando,
estas desconectado de todo y todos y simplemente llegas a esta conclusión: “estoy
solo”.
2.
Miedo a estar solo cuando necesitas estar
acompañado: esta soledad es bastante típica. Ya sabes, es noche, tu lloras,
todos los seres humanos a tu alrededor duermen, las luces están apagadas, bueno
no la tuya. Necesitas gritar lo que sientes porque curiosamente es en la noche
cuando los pensamientos son mas fluidos y corren sin control en tu mente, tanto
que la boca ya no puede contenerlos y entonces…ves alrededor y no hay nadie que
escuche. Entonces el miedo sube de nivel y das paso a otro tipo de temor a la
soledad, el miedo de estar solo contigo.
3.
Miedo a estar solo contigo: dícese de esas
ocasiones en que, no habiendo nadie alrededor el Yo que no suele salir en “público”
grita. Hablo de estar con uno mismo es su versión más pura; se supone que el
concepto de estar con uno mismo no debería ser atemorizante, bueno, no si eres
una persona cuerda. Pero si tienes la suerte de ser un demente entonces
deberías salir corriendo ? (y para qué?, vamos, como si pudieras huir de ti
mismo) ok vuelvo al tema, creo que divago.
La soledad de estar con uno mismo atemoriza
cuando te conoces lo suficiente como para saber lo que eres capaz de hacer. Es entonces
cuando estar solo te convierte en un enemigo público y si no, al menos para ti
mismo. Y bueno, sucede que cuando está en este nivel de soledad no hay nadie
que pueda limitar tus “súper poderes”.
A pesar de eso hay ocasiones en las que estar solo puede
servirte un poco, al menos para pensar en otras cosas, para escribir, tomar
fotografías, para respirar… y hoy que estuve en ese tipo de soledad encontré
que… (continuará)
Una reflexión muy interesante....
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